Cuando una mujer gobierna

Aleida Hernández Cervantes

Cuando una mujer gobierna siempre se genera una doble exigencia.

La primera exigencia, proviene de la posición política y el electorado que la llevó al poder. Cumplir con el programa político, las propuestas realizadas en campaña y, en su caso, el proyecto político transexenal que representa. Aparejada a la exigencia vienen las expectativas de cómo ejercerá el poder: su estilo, sus gestos, su temple, su forma de mover las piezas en el ajedrez de la política, serán algunos de los focos de análisis.

Pero la exigencia agregada y desmesurada al gobernar, será por su condición de mujer.

El análisis político de su gobierno tendrá, continuamente, un sesgo de género.

Un hombre la manda, otro hombre le ordena, otro hombre piensa por ella, otro hombre le indica qué hacer. Siempre, siempre un hombre detrás de ella. Ese análisis tiene un sesgo de género. Esto quiere decir que partimos del prejuicio de que una mujer que gobierna no lo puede hacer desde sus propias capacidades y decisiones pensadas porque siempre dependerá de un hombre para decidir. Esto es sesgo de género en el análisis político.

Además, en su ejercicio del poder, también encontraremos exigencias esencializadoras. Es decir, habrá un gran público que exija que una mujer gobernante se “comporte” conforme a mandatos de género: que se muestre emocional, que no ejerza un mando fuerte, que atienda a los hombres, que sea femenina, entre otros.

Pero habrá una exigencia mayúscula con este sesgo: lo debe hacer, no bien, sino extraordinariamente bien para que quede “validada” la oportunidad que le dieron para gobernar. Si no, el gran público, se abrogará el derecho a decir: “para eso querían gobernar las mujeres”. Olvidando así, de un plumazo, la cantidad extraordinaria de veces que los hombres han gobernado mal.

Claudia Sheinbaum, será la primera Presidenta de México a partir del 1º de octubre de este año. Y esa doble exigencia va a estar presente en su mandato porque el orden de género está aún presente en nuestra sociedad mexicana. Y sí, habrá que estar muy pendiente de cómo ejerce el poder, de sus resultados de gobierno, por supuesto. Pero también habrá que estar muy pendiente de todos los análisis políticos que tengan sesgos de género y muchos toques de misoginia, para señalarlos.

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